El ancestro de José Altuve
La primera vez que vi en persona a Joe Morgan fue en el lobby del antiguo hotel Caracas Hilton, una mañana de mediados de marzo de 1972.
Los Rojos de Cincinnati y los Piratas de Pittsburgh se encontraban en Caracas para celebrar una serie de juegos de exhibición, y había comprado una pelota con la ilusión de conseguir el autógrafo de Roberto Clemente, el astro boricua de los Piratas. Así, mientras aguardaba por Clemente, pedí su firma a todo pelotero que se ponía a tiro. Fue entonces cuando tropecé cara a cara con Morgan que, para asombro, era de mi tamaño: 1,68 metros.
³Por este pelotero tan pequeño fue que los Rojos cambiaron a Lee May y a Tommy Helms², dije para mis adentros. Entretanto Morgan, con esa emblemática sonrisa que nunca parece abandonar su rostro, colocaba su nombre y su apellido sobre la pelota que aún preside el altar de recuerdos acumulados, ya no sé desde cuándo. Pero esa es otra historia.
No he sido el único en evocar a Morgan en los últimos días. El responsable principal de la evocación es José Altuve, el camarero venezolano de los Astros de Houston que fue elegido el jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2017. Y para ser honesto, no solo por la pequeña estatura de Altuve y Morgan, sino también por sus logros en el terreno de juego, metas en apariencia destinadas solo para peloteros de mayor estatura. Al igual que Altuve, Morgan debió esforzarse para convencer al mismo Houston para que lo contrataran. Imaginen por un momento el eterno complejo de culpa que hubiese acompañado por siempre a la organización de haberse equivocado dos veces.
El 1 de noviembre de 1962 a los 19 años de edad, Morgan firmó con los entonces Colts 45, no sin antes hacer múltiples esfuerzos por convencerlos de que su tamaño no sería un inconveniente para llegar y triunfar en las ligas mayores. Y conste que disponía de antecedentes poco comunes. En sus dos años como camarero en la secundaria de la Oakland City fue el líder del equipo en bateo y bases robadas y uno de los peloteros más sobresalientes de la liga. Pero nada. El scout Cookie Lavagetto no pudo convencer a los Mets de Nueva York de que lo adquirieran. En tanto, los Yanquis de Nueva York se dejaron arrastrar por el prejuicio de su talla que marcaba exactamente 5 pies y 7 pulgadas o, lo que es lo mismo, 1,70 metros. Sin embargo, el caza talento Bill Wright sí persuadió a los Colts 45 y Morgan recibió una bonificación de tres mil dólares y un sueldo mensual por 500.
La historia de Altuve ya tiene visos de leyenda, y todavía se escucha con frecuencia inusitada, luego que esta campaña consiguiera su tercer título de bateo en la gran carpa con un promedio de .346 puntos, que en mucho contribuyó al título conquistado por los Astros en la Americana, y al trofeo como Más Valioso del circuito. Quizás no disponía de las cifras que Morgan
exhibía en la secundaria, pero como a Wright, correspondió a Alfredo
Pedrique captar a quienes tienen la última palabra en Houston de que al menos le dieran una oportunidad al joven que nació el 6 de mayo de 1990 y apenas mide 5 pies y 6 pulgadas, o 1.68 metros. El entonces director de scouts de los Astros para América latina primero tomó al pie de la letra la sugerencia de Wolfgang Ramos, el hombre de la organización en Venezuela. ³No te fijes en su tamaño², aconsejó Ramos. ³Ve sus habilidades². Después le correspondió al propio Altuve con su seguridad en sí mismo y esa exuberante personalidad que apreciamos en la Serie Mundial ante los Dodgers, convencer a Pedrique. El 6 de marzo de 2007 firmó con los Astros.
Son muchas las coincidencias, pero el hecho de que ambos son defensores de la segunda base, compite con la fábula de la corta estatura. Morgan se estrenó en las sucursales de Houston en 1963 y ese mismo año llegó a las Grandes Ligas. En su segundo juego, un sencillo suyo empujó la rayita con que los Colst 43 vencieron 2 a 1 a los Filis de Filadelfia. En el vestuario, Gene Mauch, el manager de los Filis, armó un escándalo porque su equipo se dejó vencer por un hombre tan pequeño.
Para un miembro del Salón de la Fama en su primera elección, este espacio resulta insuficiente para escribir la carrera de 22 campañas, pero podemos condensar su paso por la gran carpa en 1975 y 1976, cuando contribuyó al triunfo de los Rojos en la Liga Nacional. Al igual que Altuve en 2017, fue electo Más Valioso en esas dos temporadas. En la primera, bateó .327 con 94 empujadas, 17 jonrones, 132 boletos y 67 robos. En la segunda conectó .320, con 27 cuadrangulares, 113 anotadas, 111 remolcadas, 114 boletos y 60 robos.
Ah, en las dos obtuvo el Guante de Oro.
Altuve pasó tres años en las menores antes de llegar a las Grandes Ligas en 2011. Quién quita que continúe haciendo honor a su singular ancestro.