El “otro” Urbano Lugo
Lo del “otro” no envuelve la intención de diferenciarlo de su hijo Urbano. Muy al contrario de lo que suele ocurrir en casos como este, cada miembro de las dos generaciones de la familia consiguió conservar su identificación, y no precisamente a costa del otro. Como prueba irrefutable está el hecho hasta ahora irrepetible, y quizás único en la historia universal del beisbol, de contemplar cómo el padre y su vástago, lanzaron juegos sin imparables ni carreras separados entre uno y otro por casi un cuarto de siglo, en el mismo escenario, desde la lomita del mismo equipo, ante el mismo rival, con el mismo catcher recibiendo los envíos, y también en un mes de enero. Ah, y con el mismo nombre en la hoja de anotación: Urbano Lugo.
Urbano Lugo padre falleció el pasado 30 de julio y nuevamente la noticia puso al descubierto qué tanto ha cambiado el universo beisbolero. ¿Sabían que Urbano Lugo padre tenía 25 años de edad al firmar su primer contrato profesional? Hoy en día, si el candidato tiene más de 16 años, no faltará el cazador de talento que lo considere “viejo” para emprender el camino hacia donde todos quieren llegar, las Grandes Ligas. Preferirá dejar que otro de sus rivales en eso de descubrir un prospecto para las mayores asuma el riesgo.
“En realidad no quería jugar beisbol profesional, pero las circunstancias me obligaron”, relataba el viejo las veces que le tocaban el tema. “Sin embargo, después de regresar de Sao Paulo, se corrió el rumor de que había firmado con los Tiburones de La Guaira. Todo era mentira y, al no aparecer el contrato por ninguna parte, pude volver al Urbanos con una pequeña suspensión. Reaparecí ante la UCV, y apenas hice el primer lanzamiento, el manager Obdulio Pedrique puso el juego bajo protesta. Igual le metí nueve ceros, pero al final preferí saltar para no tener más problemas".
Urbano Lugo padre se refería a los IV Juegos Panamericanos en la ciudad brasileña, donde había estado con el equipo de beisbol de Venezuela a mediados de 1963, mientras el Urbanos era una de las escuadras de la Liga "AA" del Distrito Federal. Poco después firmó con los Leones del Caracas, en una época en que la perspectiva y desarrollo del profesionalismo era otra. A su edad disponía de la experiencia que permitía entrar en combate de inmediato, como lo hicieron por citar casos, el inicialista Gonzalo Márquez con el Caracas y el camarero Remigio Hermoso con La Guaira, contemporáneos y figuras sobresalientes como él en el circuito distrital. Algo impensable en el presente.
“Tuve mi primera apertura el 25 de diciembre de 1963”, contaba el lanzador, que junto a Tadeo Flores, Alfredo Torcatt y Winston Acosta, era parte de la elite de los lanzadores del DF. “Ese día hubo un homenaje para Víctor Davalillo y contribuí con el homenaje dándole nueve ceros al Orientales con Camaleón García, Oswaldo Blanco, Pelayo Chacón y toda esa gente en la alineación”.
El serpentinero concluyó el campeonato 1963-64 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional con 3 victorias y una sola derrota, efectividad de 2.54 y fue elegido Novato del Año, en lo que fue el inicio de un recorrido de doce temporadas, todas con los Leones, con balance definitivo de 18 y 18 y efectividad de 2.77 en 370 entradas.
Antes de su experiencia con los Leones, Urbano Lugo padre lanzó en su natal estado Falcón con el OSP de Guaranao, Venezuela Star y Baterías Tesco entre 1956 y 1960, antes pasar las próximas tres campañas en la capital con el MOP Zona 10 y el Urbanos. El punto culminante de esa primera etapa, tal vez lo vivió en Valencia en el Campeonato Nacional AA de 1962, cuando con el uniforme del Distrito Federal derrotó a Zulia y a Trujillo en la ronda eliminatoria, y a Anzoátegui en el juego por el título.
“El equipo del Distrito Federal era el campeón”, relata. “Me llevaron como refuerzo porque terminé con 7 y 1 con el MOP. En mi primer juego perdí con Anzoátegui, y el manager Pedrique me prometió que abriría el decisivo si era contra ellos. Les gané y también les metí 16 ponches”.
Sin embargo, todo lo ocurrido queda a la sombra de su sin hits ni carreras el 6 de enero de 1973, hazaña emulada por Urbano Lugo hijo el 27 de enero de 1987: ante los Tiburones en el estadio Universitario, para la causa del Caracas y con Baudilio Díaz como receptor.
“Fue una doble satisfacción”, insistía el veterano al evocar el estelar momento. “Clasificamos para la semifinal. Mi recta no era mala, pero utilizaba la curva para sorprender a los bateadores. Perdí el juego perfecto con un boleto a José Salas en 3 y 2. La cuarta bola fue una curva que la cantó Wilfred Rodríguez. Protesté, le di la espalda, pero a esa altura del juego qué iba a imaginar que conseguiría el no hit no run”.
“En realidad no quería jugar beisbol profesional, pero las circunstancias me obligaron. Por la firma con el Caracas, el Negro Prieto me dio 4.000 bolívares”
URBANO LUGO PADRE
LANZADOR DE LOS LEONES
