El Panda al volver a San Francisco: “Empecé a llorar”
La quietud de la noche fue interrumpida por el repicar de un celular. Pocas llamadas imprevistas a la 1:00 am pueden traer buenas noticias, por eso es perfectamente comprensible que Pablo Sandoval saltara de la cama. Tomó el teléfono. El nombre de Bobby Evans, gerente general de los Gigantes de San Francisco, estaba en la pantalla. La conversación acabó poco después. Era mejor que el venezolano comenzara a hacer las maletas y para irse de aquel hotel en Omaha, Nebraska: había recibido la llamada al equipo grande.
No era una experiencia extraña para Sandoval. Los colosos también lo habían invocado hace nueve años, casualmente por días de agosto, para que debutara en las mayores. Pero esto era diferente. Representaba el retorno del Panda a la bahía californiana, luego de irse en 2014 a los Medias Rojas de Boston por un contrato de 90 millones de dólares por cinco años y vivir los peores dos años de su carrera.
“Empecé a llorar”, le dijo el antesalista a los medios de comunicación de San Francisco, cuando se reencontró con el AT&T Park. “Me emocionó. Pensé en todas las cosas que han pasado en los últimos dos años y que ahora tengo la oportunidad de volver”.
Además de volver al clubhouse, a la vista del público de la bahía y a los altares de las tres series mundiales que ganó con la organización, Sandoval retornó al terreno de juego.
El manager Bruce Bochy lo colocó como cuarto bate y en la tercera base, a pesar de que está muy consciente de que el carabobeño solo pegó ocho hits en 38 turnos en las sucursales menores, en las que jugaba después de ser dejado en libertad por los patirrojos. Pero eso poco le importa al piloto. Los Gigantes van rumbo a 100 derrotas, y solo quieren tener a alguien que pueda levantar la moral del equipo.
“Necesitamos un poco de presencia firme aquí”, señaló Bochy, quien admitió que en las granjas de San Francisco hay paleadores más calientes que Sandoval. “Necesitamos un tipo que nos de energía. Pablo es capaz de hacer eso”.
El Panda no dejó mal a su estratega. Tras ser aplaudido en su primer turno y cometer un error en un lance, pegó un doble y anotó una carrera en el séptimo inning que inició una reacción ofensiva. Los Gigantes, poco después, dejaron en el terreno a los Cascabeles de Arizona.