Wilson Ramos da señales de vida
Cualquiera que veía los números de Wilson Ramos podía sentir un dejo de preocupación. Incluso el mismo pelotero. En la primera quincena de agosto solo había conectado dos hits en 25 turnos legales. Si el receptor ya estaba en un bache con su bateo, las dos semanas anteriores le hicieron descubrir que siempre se puede caer más profundo. Su promedio disminuyó a .170 y su OPS (sumatoria de embasado y slugging) a .490.
Los números son referencias vitales para una organización como los Rays de Tampa Bay, que depende del análisis de estos más que de la chequera. Pero el manager Kevin Cash no estaba inquieto por la producción de Ramos: él observaba mucho más allá de los guarismos. Se dejaba llevar por un diagnóstico visual.
Notó que había posibilidad de un despertar cercano de su receptor durante una práctica de bateo a principios de semana. Ramos se veía bien. La bola saltaba de su bate que oscilaba parejo, como lo suelen hacer los maderos de los hombres que han hallado un buen balance en su swing.
“Wilson tuvo un día realmente bueno en la práctica, fue su mejor sesión de bateo, y sé que no significa mucho, pero cuando le pegas bien a la bola en la práctica te hace sentir bien con tu swing”, le comentó el estratega a MLB.com, mientras hablaba de la importancia del despertar de Ramos para Tampa. “Será agradable ver convertir lo que está logrando en la práctica en el juego”.
Las palabras de de Cash perdieron cualquier sentido de adivinación y tomaron los matices clínicos y pedagógicos, pues poco después el venezolano encontró el contacto. El lunes pegó su cuarto cuadrangular y el martes se fue de 4-3, además de dar su quinto vuelacercas para comenzar a dar señales de vida en su ofensiva. El Búfalo, como es conocido en las mayores, parece haber despertado de su letargo.
Fue el primer juego de tres imprables de Ramos con el uniforme de los Rays, además de ser solo el tercero miltihits desde que volvió a los terrenos de juego, el 24 de junio, después de recuperarse de la cirugía que tuvo en la rodilla derecha.
“Ha tenido muy buenos swings”, abundó el manager Cash sobre el careta carabobeño. “Está eligiendo los pitcheos indicados. Creo que él debería irse a casa con la satisfacción de estar haciéndolo bien en los últimos días”.
Tal vez la paciencia y el optimismo de los Rays no fuese el mismo si se tratara de un receptor diferente. Ramos ya ha demostrado que puede pegarle a la bola bastante bien. Ganó su primer Bate de Plata y también fue a su primer Juego de Estrellas el año pasado, en su última temporada con los Nacionales de Washington, cuando conectó 22 cuadrangulares, empujó 80 carreras, ligó un promedio de .307 y un OPS de .850.
Precisamente esa capacidad para batear, aunada a su reconocida sapiencia tras el plato, fue el motivo para que Tampa le ofreciera un contrato de dos años por 12,5 millones de dólares.