Carlos Holmes: El gobierno de Maduro está cada vez más solo

by 24VENEZUELADec. 16, 2018, 7:51 p.m. 519

Carlos Holmes Trujillo, canciller colombiano, aseguró que el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro está cada día más solo y por eso se refugia en la retórica de la amenaza y en la invención de conspiraciones cuyo origen “es la constatación permanente de su propio fracaso, y del fracaso al que ha llevado a Venezuela”.
El ministro agregó que Colombia no se va a dejar “enredar” en la falta de coherencia del Gobierno del país vecino y que tampoco cederá ante la provocación ni el insulto.
Sobre la presencia de bombarderos rusos en Caracas, el Canciller aseguró que Colombia tiene excelentes relaciones con ese país y que confía en que “siempre tendrán en cuenta la legalidad internacional y obrarán con prudencia y responsabilidad”.
La relación bilateral está muy deteriorada. Colombia ha visto con preocupación el quiebre de la democracia y el desmonte del Estado de derecho en Venezuela. Nuestro país ha defendido siempre el principio de que la democracia y el Estado de derecho son pilares fundamentales de la paz, la estabilidad y la seguridad en nuestra región. Ello nos impone obligaciones bajo el derecho internacional –por ejemplo, de conformidad con la Carta Democrática Interamericana– y vamos a cumplir con esas obligaciones.
América Latina ha luchado mucho a lo largo de su historia por su democracia. Por eso es lamentable que, después de haber alcanzado la democratización de la región en los años 80 y 90, se haya producido el retorno de la dictadura, como ha sucedido en Venezuela.
Las relaciones comerciales entre ambos países se han reducido muchísimo y lo siguen haciendo. Entre enero y septiembre de este año exportamos solo 230 millones de dólares a Venezuela, lo cual es apenas el 1 por ciento del total de nuestras exportaciones.
En ese mismo periodo importamos de Venezuela solo 98 millones de dólares (alrededor del 0,5 por ciento del total). En contraste, en 2008, cuando se dio el auge de nuestra relación comercial, exportamos a ese país cerca de 7.300 millones de dólares. 
El régimen venezolano se siente desesperado y la desesperación alimenta la paranoia. Resulta curioso que se lancen esas acusaciones desde una tribuna cuyo telón de fondo lo constituyen buques y aeronaves militares de potencias extra-regionales.
Ni en su lenguaje, ni en los símbolos que lo acompañan, ni con sus obras o acciones, Colombia está promoviendo actividad armada alguna contra Venezuela. Colombia ha sido siempre respetuosa del principio de proscripción del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, y lo seguirá respetando.
No nos cansaremos de decirlo: Colombia está actuando multilateralmente, en el marco del Grupo de Lima y con el concurso de otros Estados democráticos, de conformidad con el derecho internacional y mediante herramientas políticas y diplomáticas, con el fin de contribuir a que en Venezuela se den condiciones favorables para el restablecimiento de la democracia y los venezolanos puedan volver a vivir en libertad. Eso es lo único que estamos promoviendo. Y no vamos a dejar de hacerlo.
Colombia tiene excelentes relaciones con Rusia y con otras potencias extrarregionales, con las que, además, esta administración quiere desarrollar una agenda bilateral cada vez más amplia. Sabemos que estas valoran tanto como nosotros la amistad que nos une. Y confiamos en que siempre tendrán en cuenta la legalidad internacional y obrarán con prudencia y responsabilidad ante cualquier circunstancia que pudiera implicar un riesgo para la paz y la seguridad en la región.
Tenemos un canal diplomático formal y permanentemente abierto con Venezuela, a través de nuestro encargado de negocios en Caracas. Él es el interlocutor natural e inmediato del Gobierno de Venezuela para todo lo concerniente a la relación bilateral.
Por lo que respecta al diálogo político, el Grupo de Lima ha definido expresamente, y con toda claridad, la premisa básica sobre la cual debe darse, no entre el régimen venezolano y el Gobierno de Colombia, sino como parte del proceso de restauración democrática en Venezuela. En la más reciente declaración del Grupo, el pasado 17 de julio, se señaló que, de darse, el diálogo político tiene que ser un verdadero diálogo nacional en el que participen todos los actores políticos venezolanos para acordar la celebración de un nuevo proceso electoral que cuente con las garantías democráticas de justicia, libertad y transparencia.
Colombia llamó a consultas a su embajador en Venezuela en marzo de 2017, como también lo hicieron otros países de la región, en reacción a las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela que, en contravía de su propia Constitución y violando el principio de separación de poderes, invadieron las competencias propias de la Asamblea Nacional. El retiro definitivo de nuestro embajador se produjo en enero de este año. A medida que se ha ido haciendo más grave y profunda la ruptura del orden democrático en Venezuela, más y más países han tomado esa medida. Por ejemplo: prácticamente todos los países del Grupo de Lima han reducido sus relaciones diplomáticas con Venezuela al nivel consular.
La decisión del presidente Duque de no designar ni enviar nuevo embajador a Caracas es absolutamente consistente con nuestra preocupación –que comparten muchos países de la región y el mundo– por el quiebre institucional que se ha presentado en Venezuela y la ausencia de señales positivas y de buena voluntad del régimen en relación con el restablecimiento pleno de la democracia y el orden constitucional.
El régimen venezolano está cada vez más solo. Y Nicolás Maduro seguramente siente esa soledad más que nadie. Por eso se refugia en la retórica de la amenaza, en los epítetos desobligantes, en la invención de conspiraciones cuyo origen, quizá, es la constatación permanente de su propio fracaso, y del fracaso al que ha llevado a Venezuela. 
Esa falta de coherencia no es nueva. Colombia no va a dejarse enredar en ella. Defenderemos la integridad de nuestro territorio como lo hacemos cada día. No cederemos a la provocación ni al insulto. Trataremos de prestar nuestro mejor servicio a la causa de la democracia en Venezuela. 
El Gobierno de Colombia tomará oportunamente las decisiones que considere más pertinentes para la defensa de sus intereses y para la protección de los colombianos, y adoptará las que juzgue más conducentes al progreso del esfuerzo colectivo internacional en pro del restablecimiento democrático en Venezuela.
Ha sido un recorrido muy positivo y fructífero. Si China, Corea y Japón forman parte del Lejano Oriente, Colombia está en el corazón del extremo Occidente, que es América Latina. Esa lejanía y ese extremo están llamados a encontrarse. Entre Asia y Colombia hay un océano que, en lugar de separarnos, nos conecta. 
La política exterior del presidente Duque apunta a aprovechar todo el potencial de esa conexión: en lo geopolítico, en la construcción de gobernanza global eficaz para enfrentar los grandes desafíos que compartimos, en lo económico y lo comercial –empleando para ello herramientas como la Alianza del Pacífico–, y también en materia de innovación, ciencia, y tecnología. No estamos buscando apoyo o ayuda, sino socios, co-inversionistas. Y hemos encontrado la mejor disposición para materializar esa sociedad.


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