¿Cómo ser una buena pareja?

A veces es mucho lo que se juzga en el otro y poco lo que se analiza en sí mismo. ¿Cómo se logra desarrollar una relación amorosa sana y equilibrada? La psicóloga y terapeuta de parejas Belkis Carrillo ofrece consejos y estrategias al buscar –y convertirse en– un buen partido
¿De qué depende que dos personas se sientan plenas en su relación y otras se sientan miserables? Que las necesidades de cada uno se cubran y complementen es la clave. En su libro 
 la psicóloga Belkis Carrillo expone que para que la búsqueda de una pareja realmente cónsona tenga éxito, es necesaria la proactividad. “La persona que es una buena pareja para nosotros no ‘se encuentra’ al azar y ya: tenemos que buscarla. Lo fundamental es que yo como individuo tenga claro quién soy, qué es lo que necesito, qué estoy dispuesta/o a dar y qué no es negociable. Y si por más que busques, nadie te gusta o nada funciona, entonces probablemente la construcción de tu modelo está fallando y debes revisarlo”.
Elaborar y sincerar una lista de lo básico y lo no negociable es la chispa de arranque. La especialista señala, por ejemplo, que hay mujeres que suponen que no soportarían que un hombre gane menos dinero que ellas, pero si se dan cuenta de que esa persona con la que están saliendo es buen padre, trabajador, amoroso, y ellas ganan suficiente para mantener lo que sería esa casa, algunas quizás pueden obviar la importancia del dinero. “En cambio, para otras definitivamente no es negociable porque ya les ha pasado y están muy claras en que de verdad no pueden vivir con eso. Y es excelente que lo sepan, porque todos somos distintos y tenemos diferentes necesidades. Por eso es tan importante conocerse y determinar lo indispensable, en lugar de emparejarse sin tomar esos elementos en cuenta”.
Los paradigmas familiares son otro elemento que influye en la selección. Es crucial saber identificar qué fue lo aprendido en el hogar como modelo de relación de pareja, aprovechar lo positivo y trabajar en lo negativo. La experta señala que hay quienes nacieron de unos padres que como pareja eran comunicativos, respetuosos, efusivos, atentos, fieles. Como es lo que vieron en la casa, eso buscarán en una relación, y cuando una potencial pareja resulte ser todo lo contrario lo detectarán con facilidad, porque bajo ese patrón aprendido les costará concebir o acostumbrarse a otro tipo de trato. “No obstante, lo que traemos de la casa a veces funciona en nuestra contra, porque si lo que uno tiene como referencia de pareja es maltrato, tensión, infidelidad, indiferencia, ‘aguantarlo todo’ o ser controlador, eso puede ser también lo que busquemos o hagamos. Así nos juntemos con una persona amorosa y respetuosa, puede pasar que esa paz nos desconcierte y que en cierto momento sin darnos cuenta busquemos ‘caotizar’ la relación para poder movernos en una atmósfera que sí conozcamos, aunque eso nos haga tan infelices como eran nuestros padres”.
Estar muy atento a los “debería” es otra de sus consignas. “Si odiamos profundamente el cigarrillo o tenemos problemas respiratorios y nos juntamos con alguien que fuma, ya estamos eligiendo un escenario de roces constantes. Muchos dicen: ‘yo quiero mucho a mi pareja, pero sí él o ella realmente me amara, debería dejar de fumar’. Son personas que sufren mucho porque esperan que el otro siempre se acomode a ellas, aun cuando ambos sabían los hábitos de cada uno y no eligieron en función de sus necesidades”. En este caso, que el otro no cambie no quiere decir de plano que sea mala persona o que busque hacer sufrir deliberadamente; es que no es la adecuada para lo que uno quiere. “La gente no cambia por amor o por presión. La gente cambia porque quiere. Somos una buena pareja y formamos una buena pareja cuando no tenemos necesidad de ser distintos a los que somos con el resto del mundo”.
 Carrillo señala que para ser una buena pareja se requieren ciertas habilidades básicas. Una es escuchar y entender qué es lo que el otro necesita y cuál es su forma de expresar afecto. Hay gente que lo manifiesta a través de las palabras, otra mediante actos de servicio, algunos desde el contacto físico y así sucesivamente. Prestar atención a las cosas que hacen feliz al otro es fundamental. “Supongamos que alguien no come frutos del mar y que su pareja lleve comida a la casa para tener un detalle. Así él se empeñe en llevarle la mejor paella del mundo todos los días, ella va a pasar hambre, no se va a sentir tomada en cuenta y él se va a frustrar porque siente que da y no es apreciado: él no está prestando atención y ella tampoco se está comunicando. Por eso debemos estar vigilantes a detectar cómo podemos funcionar mejor y expresarnos, sobre todo cuando se trata de manejar los tres pilares de una buena relación, que son el sexo, la comunicación y los proyectos en común”.
Fortalecer la autoestima es una herramienta que ayuda a ponderar el tipo de relación que cada uno merece. Calibrar las expectativas es otro de sus consejos para hacer buen equipo, pues a veces se espera que el compañero tenga habilidades sobrenaturales para adivinar lo que nos gusta o a que reaccione como nosotros lo haríamos. Aun así, Carrillo recomienda poner siempre 100% en el intento de que la relación funcione. “Hay gente que dice: voy a esperar un año con esta persona, y si la veo enamorada, entonces me enamoro yo. En términos de madurez, yo diría que lo que va a dar mejores resultados es que uno procure elegir bien a esa pareja y poner 100%. Si el otro no lo hace, no lo valora o no le interesa continuar, que no quede de ti: lo intentaste y no funcionó. En lugar de esperar cosas que tal vez nunca ocurran, acepta que serás más feliz con otro y punto”.
¿Qué dictamina que el desarrollo de una relación sea sencillo y fluido? La especialista apunta que 20% del éxito corresponde al aprendizaje de los errores de relaciones anteriores y 80% a haber buscado y elegido a la otra persona a conciencia, según los parámetros que necesitamos para sentirnos cómodos y queridos. “¿Por qué nos gusta tanto pasar tiempo con nuestros mejores amigos y nos sentimos tan bien, por ejemplo? Porque tenemos intereses y valores en común, nos reímos de lo mismo, nos sentimos libres de decir cualquier cosa, tenemos complicidad. Cuando no congeniamos con alguien, simplemente no desarrollamos ese tipo de vínculo y cada quien sigue su rumbo. Con la pareja debería pasar lo mismo: deberíamos tener la afinidad suficiente para que todo no sea una continua negociación o un problema, sino saber cómo somos, qué necesitamos, en qué nos complementamos y en caso de intentarlo y que realmente no funcione porque alguno de los dos no sea feliz, saber cuándo dejarlo ir. Todo eso requiere trabajo interno pero se puede”, razona Carrillo.
Belkis Carrillo es psicóloga egresada de la Universidad Metropolitana, con un diplomado en terapia cognitivo-conductual y estudios de terapia racional emotiva en la Universidad de Flores, Argentina. Tiene una maestría en hipnoterapia en la Escuela Flicah de Miami y otra en sexología, educación  y asesoramiento sexual de la Universidad de Alcalá en Madrid. Su forma de abordar las afinidades y los desencuentros en las relaciones amorosas la llevó a crear un perfil en Instagram llamado @psicoespacio, desde donde comparte reflexiones para mejorar la asertividad en la creación y desarrollo de estos vínculos. Su libro 
 se consigue a través de su sitio web –psicoespacio.net– y también en Amazon.com.